El ovario maduro tiene dos funciones principales: la maduración de las células germinativas y la esteroidogenia. Cada célula germinativa está encerrada dentro de un folículo, fuente importante de hormonas esteroideas durante el ciclo menstrual. Cuando se ovula, el óvulo queda libre y el folículo rasgado se transforma en un cuerpo lúteo que secreta progesterona como producto primordial. La FSH participa principalmente en la estimulación del crecimiento de los folículos ováricos, en tanto que la LH regula la esteroidogenia de los folículos y la secreción de andrógeno y estradiol a partir del cuerpo lúteo. Los esteroides ováricos inhiben la secreción de LH y FSH con una excepción: precisamente antes de la ovulación (en mitad del ciclo), el estradiol ejerce un efecto de retroalimentación positiva sobre el eje hipotálamohipofisario, lo que induce importantes aumentos de la secreción de GnRH, LH y FSH.
La lesión vascular causa rápidamente un hematoma masivo y, si no se repara, una pérdida intensa de sangre y el consiguiente fallo orgánico. La hemostasia (el cese de la pérdida de sangre desde un vaso dañado) tiene ciertas etapas separadas, aunque relacionadas entre sí: compresión y vasoconstricción; formación de un trombo hemostásico o trombo blanco (hemostasia primaria); formación del coágulo de fibrina más estable (hemostasia secundaria), y finalmente, retracción y disolución del coágulo.
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